Un día después de llegar a México como una de las tormentas más fuertes jamás registradas y con un potencial devastador, el huracán Patricia aparentemente no causó víctimas ni daños graves al adentrarse al país y comenzar a perder fuerza.
Patricia, convertida el sábado en una depresión tropical y situada en el centro de la nación, todavía podría causar lluvias atípicas, deslizamientos de tierras e inundaciones tanto en México como en el estado de Texas, según el Servicio Nacional de Meteorología de Estados Unidos.
“La magnitud del peligro ha pasado ya a otro nivel”, dijo Gerardo Ruiz Esparza, secretario federal de Comunicaciones y Transportes, pero aun así insistió en que “no hay que cantar victoria”.
La tormenta tocó tierra el viernes por la tarde como huracán categoría 5 y vientos de hasta 325 kilómetros por hora, pero impactó en una zona de la costa mexicana del Pacífico poco poblada, situada entre el turístico Puerto Vallarta y el importante puerto de Manzanillo, dos ciudades donde los efectos de la tormenta fueron menores, aunque sus habitantes pasaron miedo.
Las autoridades aún intentaban llegar a algunas comunidades alejadas en las zonas montañosas, mientras habitantes de poblados cercanos a la zona donde Patricia tocó tierra relataron haber vivido una noche aterradora.
“Fueron las cinco horas más largas de mi vida”, dijo el sábado Sergio Reyna Ruiz, quien se protegió del huracán tras las paredes de concreto de la casa de un vecino en la pequeña comunidad de La Fortuna, a poco más de tres kilómetros de la playa. “Cinco horas aguantando al monstruo”, recordó.
Antes de que llegara la tormenta, Reyna intentó asegurar las tejas de su casa con cables. Pero al mirar el sábado desde el interior de la vivienda, poco había quedado del techo, que ahora deja ver el cielo azul.
El hombre y su familia limpiaban el sábado el lugar, intentaban quitar un árbol caído y sacaban colchones y libros mojados.
Aun así, agradecen estar vivos. “Es algo para contar a los nietos”, dijo Reyna.
Más al sur, en la comunidad de Chamela, la gente buscaba qué cosas podía recuperar de entre las tablas, ramas y desechos que dejó el paso de Patricia. Las 40 familias que viven en los alrededores salieron a un refugio en el poblado cercano de San Mateo, pero cuando volvieron encontraron pocas cosas reconocibles.
Arturo Morfín García usaba un machete para cortar los pedazos de árboles que estaban en su casa, la cual quedó reducida a ladrillos y vigas. Lo único que aún estaba en pie era un baño de concreto.
“No fue difícil salir. Fue difícil regresar y encontrar esto”, dijo Morfín. “Tanto esfuerzo para construir algo. Me da mucha tristeza, pero qué podemos hacer con estos fenómenos naturales”.
En Punta Pérula, uno de los puntos de entrada de Patricia, varias casas precarias quedaron destruidas. Las fuerzas armadas trabajaban el sábado para retirar los árboles y escombros que entorpecían el paso en algunas carreteras.
Pese a los primeros informes de inundaciones y pequeños deslaves, a primera hora de la tarde las autoridades no tenían noticias de muertes ni de daños importantes mientras el meteoro avanzaba sobre las montañas del interior del país. La energía eléctrica sólo fue interrumpida de forma temporal en algunos puntos y las vías de comunicación estaban casi restablecidas.
“Las olas entraron en el hotel y todas las calles están llenas de árboles caídos, postes y cables”, dijo Domingo Hernández, un trabajador de la localidad turística de Barra de Navidad, en Jalisco, una de las zonas por donde Patricia tocó tierra.
A mediodía del sábado los aeropuertos de Puerto Vallarta (estado de Jalisco), Manzanillo (Colima) y Tepic (Nayarit) ya operaban normalmente pese a haber sufrido algunos encharcamientos, informó Ruiz Esparza, el secretario de Comunicaciones. Además, se había puesto en marcha un puente aéreo y otro terrestre para evacuar a todo aquel que lo solicitara.
“Las montañas sirvieron de barrera y eso, al final del día, lo que logró es que se evitara que pasara el viento”, dijo el secretario federal de Turismo, Enrique de la Madrid, en declaraciones a la prensa local, quien calificó de una “suerte extraordinaria” que lugares como Puerto Vallarta no resultaran afectados.
Para el secretario de Transportes también fueron vitales las medidas preventivas y que “la población respondió”.
Joel Cisneros, un zapatero de Manzanillo, coincide con el funcionario. “Fue difícil. No nos dio tiempo a nada, el agua casi llegó a 1,15 metros pero gracias a Dios con todos los anuncios, todo muy bien, porque tomamos muchas precauciones”, dijo mientras desatascaba su camión del fango.
Para Dennis Feltgen, meteorólogo del Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos, fue una “suerte” que Patricia tocara tierra en una zona despoblada y el que no haya víctimas se debe a que su radio de acción fue estrecho, de unos 24 kilómetros (15 millas) a la redonda con vientos huracanados que sólo alcanzaron un radio de 113 kilómetros (70 millas).
Además la tormenta se desplazó y se debilitó con rapidez.
Patricia se formó el martes como tormenta tropical y en 30 horas ya era huracán categoría 5, lo que tomó a muchos por sorpresa con su veloz evolución y que se hubiera convertido en el huracán más potente jamás documentado en el continente americano, con una presión central de 880 milibares y vientos sostenidos de 325 kilómetros por hora (200 millas por hora), según el Centro Nacional de Huracanes.
El sábado por la mañana se debilitó con rapidez hasta convertirse en depresión tropical, con vientos sostenidos máximos de 55 kilómetros por hora (35 millas por hora) que se situaban a unos 155 kilómetros de la ciudad de Zacatecas.
“Hay una zona de bajas presiones que se formará en torno a las costas de Texas y en ese momento llegará la humedad de Patricia, así que eso incrementará la amenaza de lluvias no sólo en Texas sino en toda la costa del Golfo (de México) durante el principio de semana”, añadió Feltgen.
Pero pese a las explicaciones, los expertos también comparten la sorpresa de que los efectos del huracán hayan sido tan limitados como parece.
“La naturaleza fue buena con nosotros”, resumió el secretario de Comunicaciones y Transportes.

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