Lo que dejó el recital de Slayer en el Movistar Arena


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Seis años tuvieron que pasar para que Slayer fuera protagonista indiscutido de su séptima vuelta por casa quemando los últimos cartuchos de “Repentless”, la declaración de principios de Tom Araya y Kerry King por hacer thrash pase lo que pase. Reunión donde lo regional primó en actos de apertura comandados por unos preparados Dekapited y la desapercibida actuación de A.N.I.M.A.L.

Pese a las trabas de ser teloneros de la indiferencia, los de Macul (Santiago) se jugaron con todo su consolidación sin importar presentarse en horario de oficina. Al tanto de tamaña responsabilidad, la nueva escuela puso la vara alta en solo treinta minutos compuestos en su mayoría de pura novedad tras “Mundo Decadente”, su EP 2017. Ya sea en la plaza más cotizada del nicho, o en el bar más insalubre de la ciudad, los fans no olvidan los códigos con los que se mueve la escena. Dekapited no los olvidó y la ovación cae por mérito hacia el esfuerzo de nuestros compatriotas.

Por el contrario un set poco efectivo, el desfavorable sonido y la sensación que otro debió poner su nombre en el lugar de A.N.I.M.A.L., dejó con indiferencia la presentación de Andrés Giménez por el país. Apelando a los 23 años de su debut en la capital y las menciones al pueblo Mapuche en ‘Solo por ser indios’, aportaron débilmente si lo comparamos con la cátedra realizada un año antes cuando la gira Hellbangers Tour los reunió con Criminal en dos fechas de alto impacto. Aquí sucedió todo al revés y el paso rápido de ‘Latino América’, ‘Sol’ o el cover de Body Count (‘Cop Killer’) no hizo más que cuestionar su fichaje.

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Sin más que un par de gráficas, agregar terceros factores a lo que en la práctica es más sentimiento que parafernalia, restaría en la estricta esencia de Slayer impartida desde los ’80. Al tanto de aquello, los más valientes migraron de su zona de confort al incesante pit en piezas como ‘Die by the sword’, ‘Captor of sin’ o ‘Black Magic’ alabadas por la vieja escuela.

Sin desmerecer el trabajo de Paul Bostaph, convengamos que se extrañó en partes específicas el touch de Dave Lombardo (batería) en ‘Fight ’till death’ y principalmente en la extensión del solo en ‘Angel of death’. Lo demás, fue pan comido para el californiano en creaciones de autoría tras ‘Disciple’, la eterna ‘War ensamble’ o el neo clásico ‘Hate worldwide’ que justificaron la inversión.

La complicidad por nuestro chileno Tom Araya protagonizó la reunión de los “Héroes del Metal” que perfectamente podría replicarse en un futuro no muy lejano, con énfasis en la nutrida escena local. Al parecer, la llama sigue intacta.

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Foto: @recitalcl