Diferencias entre asexualidad y disfunción sexual: cuando hay falta de interés o rechazo por el sexo


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La sexualidad es un tema complejo, pues no todos la vivimos igual. Para algunos, el sexo puede no generarles interés o incluso dolor. Conoce las diferencias entre asexualidad y disfunción sexual: cuando hay falta de interés o rechazo por el sexo.

Aunque aún hay mucho por trabajar, el tema de la sexualidad con el tiempo va dejando de ser un tabú, en especial cuando hablamos de sexualidad femenina. Pero con esta mayor apertura, también descubrimos temas desconocidos o que nadie se atrevía a exponer.

Uno de estos es la asexualidad, una orientación sexual que es diferente a una disfunción sexual, que puede llevar no sólo a un bajo deseo sexual, también a dolor durante los encuentros.

¿Qué es la asexualidad?

La asexualidad es una orientación sexual, sin embargo, a diferencia de la homosexualidad o bisexualidad, no todos logran comprenderla e incluso hay quien la desconoce o rechaza su existencia, pues se asocia a no desear sexo.

El término asexualidad no puede definirse de una sola forma, pues cada persona es diferente. Sin embargo, la organización enfocada en la educación sexual, Advocates for Youth, señala que, a grandes rasgos, una persona asexual no experimenta atracción sexual y/o no desea contacto sexual.  

En ese sentido, puede identificarse o no como parte de la comunidad LGBTQ+ y también es posible que sienta atracción hacia alguien de manera física, emocional, mental y/o espiritual, incluso pueden salir, enamorarse y casarse, pero en general no les gusta el sexo ni quieren tener sexo.

Sin embargo, la clave es que no desean sexo, mas en algunos casos pueden llegar a tenerlo o masturbarse. Y es que, en realidad, la sexualidad es fluida y más que etiquetas o una lista de características por cumplir, lo importante es el respeto y aceptación del otro. Al final, el sexo no es una obligación y en una pareja es una decisión de dos.

¿Qué es una disfunción sexual?

Hablamos de una disfunción sexual femenina, cuando existen problemas recurrentes y persistentes relacionados con la respuesta sexual, el deseo, el orgasmo o hay dolor. Según los especialistas, puede producirse en cualquier etapa de la vida, darse en sólo ciertas situaciones sexuales o en todas.

Especialistas de Mayo Clinic, explican que muchas mujeres experimentan problemas en algún momento, mientras otras lo hacen toda la vida, teniendo relación con una disrupción en cualquier componente de la respuesta sexual (fisiología, emociones, experiencias, creencias, estilo de vida, relaciones), afectando diferentes aspectos.

Existen diferentes tipos de disfunción sexual femenina: un menor deseo sexual, falta de interés o disposición sexual (la más común); la presencia de deseo, pero con una dificultad para excitarse o incapacidad para mantener esta excitación durante las relaciones.

En otros casos, pueden presentarse dificultades continuas o recurrentes para alcanzar el orgasmo, pese a tener suficiente excitación o estimulación continua y, finalmente, existe el riesgo de sentir dolor relacionado con la estimulación sexual.

Así como no se habla de una sola disfunción sexual, no podemos mencionar una sola causa. En realidad, existen diferentes factores que contribuyen a una disfunción sexual, los cuales pueden estar correlacionados. Entre ellos se encuentran:

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* Afecciones médicas como el cáncer, insuficiencia renal, esclerosis múltiple, enfermedad cardíaca y problemas con la vejiga.

* Medicamentos como los que se usan para la presión arterial, antidepresivos, antihistamínicos y quimioterapia pueden reducir el deseo y capacidad para experimentar un orgasmo.

* Los bajos niveles de estrógeno tras la menopausia, pueden generar menor sensibilidad genital, y mayor tiempo para la excitación y el orgasmo, así como menor deseo sexual. En algunos casos también puede llevar a dolor.

* Los cambios hormonales después del parto y en la lactancia, pueden conducir a sequedad vaginal y afectar el deseo a tener relaciones.

* A nivel psicológico, la ansiedad o depresión no tratadas, llegan a provocar disfunción sexual, lo mismo que el estrés a largo plazo y antecedentes de abuso sexual.

* Finalmente, los problemas de pareja pueden disminuir la respuesta sexual.

¿Cómo saber si soy asexual?

Una disfunción sexual no es lo mismo que ser asexual. La primera tiene relación con un trastorno de fondo que puede ser tratado si así lo deseas y la segunda es una orientación sexual de la cual no debes avergonzarte ni buscar una “cura”.

Según los especialistas, mientras algunas personas siempre lo han sabido, otras podrían cuestionarlo, ponle fin a estas dudas, haciéndote estas preguntas:

* ¿Te has sentido sexualmente atraída hacia otra persona?

*¿Quieres tener sexo o participar en prácticas sexuales?

*¿Quieres que el sexo sea parte de tus relaciones amorosas (si tienes interés en ellas)?

* Si has tenido sexo o prácticas sexuales, ¿te gustó o quisieras volver a hacerlo?

Si te sientes identificada, debes saber que no hay nada malo en ti. Aceptar tu sexualidad es clave para una vida plena, decirlo o no a alguien más allá de tu pareja, es decisión. Sin embargo, recuerda que en cualquier relación, el respeto es fundamental.

¿Cómo tratar una disfunción sexual?

Ya que no tiene repercusiones en la salud, la disfunción sexual sólo se considera un problema si para ti lo es, es decir, te genera molestia, insatisfacción o afecta algún aspecto de tu vida. De ser así, el tratamiento será individualizado.

Este puede incluir el abordar los problemas médicos, emocionales y de relación. Si te causan preocupación tus problemas sexuales, acércate con tu médico para atenderlos.

Ahora que ya conoces las diferencias entre asexualidad y disfunción sexual, no te confundas. Eres libre de vivir y experimentar tu sexualidad, no permitas que nadie te juzgue, presione o señale.